Lágrimas infinitas

Estoy paralizada de miedo, de terror, mi cuerpo se encuentra inmóvil, inerte, en estos momentos no puedo gritar, no tengo voz. Me miro al espejo y veo un rostro desvaído y unos ojos adormilados, los párpados hacen un esfuerzo sobrehumano …

El silencio es ensordecedor y en medio de ese blanco, un grito silencioso: la lágrima. Húmeda, salada, rabiosa, impotente y herida. Una vez que empieza no para de brotar a la espera de ser rescatada, secada, eliminada, pero ante todo entendida.

Simbolizada por el hilo rojo atraviesa el papel rugoso con una aguja, y lo hiere sin retorno.

Después de una lágrima las imágenes cambian, se vuelven turbias, difusas, saladas y húmedas, pero a quienes más cambia una lágrima es al ser que la llora: ni el dolor, ni la amistad, ni el amor, ni la luz vuelven a significar lo mismo.

 

Lídia Oliver

El viento me guiará I

44,9x32,5 cm
Impresión e hilo rojo sobre papel
2008

El viento me guiará II

32,5x44 cm
Impresión e hilo rojo sobre papel
2008

Herir los sentimientos

44,9x32,5 cm
Impresión e hilo rojo sobre papel
2008

Desovillar recuerdos

44,9x32,5cm
Impresión e hilo rojo sobre papel
2008

Me quiere no me quiere

44,9x32,5 cm
Impresión e hilo rojo sobre papel
2008

El baile de la soledad

32,5x44 cm
Impresión e hilo rojo sobre papel
2008

Cojín de lágrimas

44,9x32,5 cm
Impresión y agujas de lágrima
2008

Música de lamentación

44,9x32,5 cm
Impresión e hilo rojo sobre papel
2008

Secar las lágrimas

32,5x44 cm
Impresión e hilo rojo sobre papel
2008

Destinatario: tú ,remitente: mi tristeza

32,5x44,9 cm
Impresión e hilo rojo sobre papel
2008